Querida familia, reconozcamos la grandeza de nuestro Padre Celestial. Pidámosle que nos proteja y que el Espíritu Santo nos llene de Sabiduría, alegría, gratitud, comprensión y nos guíe en cada paso que demos. Él nos ha traído al momento en que estamos ahora. Pidámosle, además, fortaleza para culminar con éxito lo que honestamente tengamos que hacer. Levantémonos, pongámonos los zapatos... y pisoteemos las dudas, las tristezas, las amarguras y los miedos, despejando un poco más el camino que tenemos que andar para alcanzar nuestro propósito. Solo es cuestión de empujar un poco más.
La oración nos hace trascender lo que nos duele, lo que nos agita y lo que a nosotros mismos nos falta. Ayudándonos, además a ponernos en los zapatos de los demás y tolerar sus posiciones.
Oración:
Amado Señor, enséñame a diferenciar el bien del mal, enséñame a interpretar las señales que envías, porque es la oportunidad de salvación que me das para lograr mi verdadera liberación y victoria sobre el mal y el pecado. Amén.
Al tener fe en Dios, permitimos que nuestra vida se desarrolle de manera ordenada. ¡Gracias, Dios, por el orden divino que obra en nosotros!... (Primero sale la hierba, luego la espiga, y luego el grano se llena en la espiga. - Marcos 4:28). Feliz día.
Señor Dios, Padre Todopoderoso, míranos con ojos de benevolencia, bendícenos, protégenos y favorécenos, hoy y siempre.