Querida familia, quien sabe, si el paso que estamos dando hoy, pueda ser insignificante, a nuestro juicio, pero enorme ante los ojos de Dios, si lo estamos dando, amando a nuestro prójimo, como a nosotros mismos.
Conozcámonos nosotros mismos y actuemos coherentemente. Aliniemonos en el pensar, decir y hacer lo mismo, a pesar de lo difícil que parezca. Pensar una cosa, decir otra y hacer algo distinto, nos separa de nuestros semejantes y nos aleja del camino al Reino de los Cielos. Dios premia a sus hijitos consecuentes!
Oración:
Señor, Tú dijiste que el Reino de los Cielos es de los pequeños, de los que son mansos, humildes y aceptan tu voluntad, sin cuestionamientos absurdos. Quiero comenzar mi oración haciendo un acto de humildad. Soy un pecador. Necesito de tu misericordia. No soy ni siquiera digno de ponerme en tu presencia, pero con la confianza que me da tu amor vengo a dialogar contigo. Acógeme como recibiste a aquellos niños de los que habla el Evangelio y dame tu gracia . Amen
Justo donde estamos, está Dios. A veces, sentimos que personas o situaciones no llenan nuestras expectativas y quizás podamos experimentar decepción, desaliento, enfado o desasosiego y nuestra primera reacción sea culpar a alguien. Podemos hasta intentar forzar un resultado o evadir el asunto. En momentos como esos, respiremos profundamente. Dejemos ir la tensión, el temor, los prejuicios y atavismos, para unirnos con el Espíritu Santo. Contemplemos sus resultados y observemos la enorme y positiva diferencia que obtenemos, actuando de esta manera. Feliz día.
Señor DIOS, PADRE TODOPODEROSO, ampáranos, bendícenos, favorécenos y guíanos por tus sendas de comprensión, paz, tolerancia y amor y permanece siempre con nosotros.
