Amada familia, nadie es demasiado fuerte, talentoso, creativo o poderoso como para no necesitar a DIOS. Seamos humildes y reconozcámoslo. ¡Él, es el principio y fin de todas las cosas!
Cada vez que hagamos una obra de misericordia, pensemos en Dios y no en la opinión de los seres humanos.
Cuando combinamos pensamiento, sentimiento, intelecto y emoción y le añadimos el reconocimiento de Dios, contamos con un poder irresistible.
Oración:
Señor Jesús, ¡qué valioso es un corazón sincero! A ti te gustan los de ese tipo: desinteresados. La recompensa que Tú das a los que obran con recta intención es muy grande. Tú que puedes ver el fondo de mi corazón, purifícalo desde dentro. Amén.
Gracias a nuestros momentos de devoción, recibimos la guía necesaria para interactuar cabalmente con los demás. Expresémonos con facilidad, sinceridad y confianza, siempre teniendo presente los sentimientos de los demás. Seamos comunicadores efectivos, con voz de amor, compasión y respeto. «Haz tuyas mis palabras, hijo mío; guarda en tu mente mis mandamientos. -Proverbios 2:1» .. Feliz día.
SEÑOR, Dios y padre nuestro, tú que estás en nuestros corazones, bendícenos, ampáranos y favorécenos; ahora y siempre.